De las muchas conferencias y exposiciones, salí con una doble preocupación: La primera en relación a la crisis financiera internacional, que es señal fuerte de una posible desaceleración norteamericana, lo que podría generar entrar en una época de recesión global. La otra preocupación, mas doméstica, el "pesimismo" del empresariado argentino mas allá del 2008. Parece que el horizonte, aún con nuevo presidente, se ve oscuro y nadie apuesta mas allá del futuro inmediato (aún con contexto internacional favorable), realmente una preocupación grave, sobre todo porque ahora estamos con viento de cola para hacer las inversiones y reformas claves para el desarrollo de los próximos 10 años. Los principales argumentos del pesimismo son, la falta de credibilidad en los indicadores macro, la caída del superavit fiscal y las pocas señales de reglas de juego claras para el futuro (dolar, gremios, energía, transporte, retenciones, etc)
Recorriendo Fundación Mediterránea: Mucho pesimismo
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